lunes, 15 de agosto de 2011

GRAFOARMONÍA

Escribir conlleva (tanto en Occidente como en Oriente) la ejecución de un ritual y el empleo de unos medios que podríamos reconocer fácilmente. Nuestras tintas están en los bolígrafos, en los rotuladores, en las plumas. Tenemos predilección por un tipo de herramienta concreta para escribir, que nos resulta especialmente agradable, porque se acomoda a nuestros dedos, se desliza por el papel como nos gusta, para “dibujar” letras… la pluma o el bolígrafo preferido, el papel con el que más nos gusta escribir, el color con el que nos sentimos cómodos.

Esas sensaciones son las mismas que experimentan en Sumi-e y en la caligrafía oriental, solo que ellos han elaborado técnicas específicas muy antiguas para concretar estos hechos, a sabiendas de que hay una conexión directa con la mente. De hecho, escribir, como tantas veces decimos, es un acto directo de tipo neurológico, cerebral. Nosotros podemos imitar esas técnicas, pero con nuestro abecedario, con nuestras palabras, con nuestros signos. El Sumi-e y la caligrafía oriental han generado un arte milenario y una filosofía espiritual maravillosa.

El grafólogo -señala don José Francisco González Ramírez- puede ejercer este tipo de Grafoterapia, tan especial, y debería tener en su despacho, entre sus materiales, la posibilidad de ofrecer a sus clientes distintos tipos de instrumentos para escribir, distintos tipos de papel, de tintas, de pinturas, etcétera, para trabajar esta nueva modalidad de la Grafología que vamos a denominar técnica de la Grafoarmonía.

José Francisco González Ramírez
El lenguaje simbólico de la escritura.
Su interpretación desde la Grafología