lunes, 28 de abril de 2014

ESTUDIO GRAFOLÓGICO


¿Qué documento es el mejor para un estudio grafológico? Yo diría que el más espontáneo y el que ofrezca mayor número de elementos ponderables. Parece ser que la muestra manuscrita más interesante es la carta íntima. Los apuntes, las anotaciones, etc., ofrecen naturalidad, espontaneidad, pero carecen de esas fórmulas a que obliga la redacción de una carta. Lo mejor para hacer un análisis grafológico es poseer documentos de varias épocas. En adultos de unos diez años por lo menos atrás. En niños y jóvenes, grafismos desde los catorce años hasta el momento del análisis.  Cuanto más material se posea mejor será para la ejecución del informe, pues nos ofrecerá más oportunidades de analizar a nuestro personaje a través del tiempo.

Respecto al útil, la pluma se clava en el papel gira con dificultad, y no se puede hacer con ella lo que se puede hacer con un bolígrafo. Los rasgos de la pluma son más angulosos que los del bolígrafo, que los suaviza.

El rotulador engrosa las líneas, en escrituras lentas lo emborrona todo. En rápidas o precipitadas no fluye la tinta al ritmo requerido y quedan líneas clarificadas.

Cuando una persona está alegre, contenta, satisfecha de sí, eufórica, sus líneas suben a pesar del papel. O caen cuando uno está enfermo o cansado, triste o deprimido, aunque tenga rayas donde apoyarse. Tal vez la caída no sea tan notoria, pero no puede ocultarse en un papel rayado.

La tinta si se repite en todos los escritos puede utilizarse como elemento reforzante.

El color violeta es un signo reforzante del misticismo y de la espiritualidad.

El color verde refuerza las señales de originalidad o las de extravagancia.

El color rojo, por su agresividad, es signo que refuerza los desarreglos de la fantasía y acentúa la agresividad.  

Mauricio Xandró
Grafología superior