viernes, 22 de agosto de 2014

ARTETERAPIA


Carl Gustav Jung descubre la importancia de la expresión artística en nuestras imágenes internas. Entiende que dar forma a lo que carece de ella nos permite comunicar lo que antes era incomunicable y que este hecho revierte de forma importante sobre nuestra psique:
“En la medida en que lograba traducir mis emociones en imágenes, es decir, hallar aquellas imágenes que se ocultan tras las emociones, sentía tranquilidad interna… Mi experimento me afirmó en la convicción de lo valioso que es, desde el punto de vista terapéutico, hacer conscientes las imágenes que se hallan detrás de las emociones”.
Jung descubre dos espacios diferenciados en la psique humana a los que llama el inconsciente personal y el inconsciente colectivo, arquetípico. La expresión artística nos conecta con esos espacios inconscientes.

Katharina Widmer
Espacio Humano nº 187

jueves, 21 de agosto de 2014

El poder de una sonrisa



"Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no sabe sonreír a los demás".

Dalai Lama




 
 
 
 

EL PODER CURATIVO DE LA AMISTAD


 La fuerza curativa de las relaciones afectivas ha sido confirmada por numerosas investigaciones, que concluyen que mantener y cultivar una amistad tiene múltiples beneficios: reduce los ataques al corazón; previene el sentimiento de soledad; protege el sistema inmunológico; mejora la salud mental y previene la depresión y la ansiedad; mejora el bienestar personal; y, aumenta la expectativa de vida.
(Psicología práctica, nº 184)

miércoles, 20 de agosto de 2014

EL PODER CURATIVO DE LA AMISTAD


Reduce los ataques al corazón.
Previene el sentimiento de soledad.
Protege el sistema inmunológico..
Mejora la salud mental y previene la depresión y la ansiedad.
Mejora el bienestar personal.
Aumenta la expectativa de vida.
La gente con pocos amigos, sin ellos o sin familia tiene una tasa de mortalidad cuatro veces más alta que las personas que cuentan con una buena red de relaciones personales.    
Psicología práctica, nº 184

 

CUIDAR LAS RELACIONES


Las relaciones son fuente de felicidad y de sufrimiento -afirma Miriam Subirana-. Encontramos felicidad en una buena amistad, un buen amor, una conversación… Todo esto nos nutre, pero también las relaciones son a veces las que más sufrimiento nos causan.  Los malentendidos y los conflictos pueden ser una causa de dolor constante. A veces, la pérdida de un ser querido nos hace sentir que tal vez deberíamos haber cuidado más la relación: “cuántas veces hemos escuchado que en el lecho de muerte las personas se arrepienten de no haber cuidado mejor a sus amistades o familiares, de no haber dedicado más tiempo a conversar y a estar con ellos”.

Afirma Miriam Subirana que a veces cuidamos más las relaciones en momentos difíciles. En cambio, en momentos mejores podemos dar por supuesto que uno ya tiene a esa persona, sea marido, esposa, amigo, colaborador… Y entonces deja de sentirle, de cuidarle, de estar más atento a su presencia y a sus necesidades.

Cuando se inicia una relación se cuidan los detalles. Con el paso del tiempo se integra a esa persona en el círculo relacional cercano y se deja de cuidarla con atención: “no escucha, no dedica tiempo, no percibe si la otra persona está pasando por momentos delicados”.

“Cuidarnos unos a otros es esencial para que las relaciones florezcan”

Las personas dan sentido a nuestro ser.  Nos construimos con el otro. Las relaciones se convierten en un proceso de revelación propia y ajena, en la que uno se descubre a sí mismo descubriendo al otro. 

“El poder personal no se puede desarrollar ni sostener si la persona no logra ver a los otros y sentirse vista por los demás”. Si las amistades son tan importantes, es una prioridad cultivar una actitud apreciativa y prestar atención para no caer en la trampa de las expectativas, plantear las conversaciones necesarias, escuchar, estar por el otro, no evitar el conflicto, sino afrontarlo mediante la comunicación no violenta, acompañar en el sufrimiento y dedicar el tiempo necesario.

A veces las personas pasan por nuestro lado o las tenemos delante, y no hay tiempo para ellas, porque debemos cumplir con nuestros planes. Así, la vida va pasando. Compromisos cumplidos, pero oportunidades y encuentros perdidos. Paseos no compartidos, conversaciones no mantenidas, personas no atendidas, oportunidades desperdiciadas de reencuentros con el otro, porque teníamos que hacer otra cosa marcada por el plan. Cuando actuamos de esta manera, nos instalamos en las planificaciones de la mente y queremos que la realidad las cumpla. En cambio, si vivimos estando presentes en el momento, abrazaremos estos encuentros.

Cuando alguien está con otra persona, pero su mente está en el pasado o en el futuro, en lo que tiene que hacer luego o en lo que pasó antes, no está en el presente y la comunicación que se establece es pésima, porque i escucha ni habla. Se pierde la oportunidad de un encuentro.

Es importante ser conscientes de que nuestra presencia y actuación influyen. El poder está en lo que ocurre en ese preciso momento. Cada encuentro con alguien es sagrado. Hemos de convertir nuestros encuentros con otras personas en experiencias inolvidables. Hemos de dar sentido a la conversación y no huir con conversaciones superfluas y miradas distraídas.

Miriam Subirana

“Cuidar las relaciones”

El País Semanal

20 de julio de 2014