martes, 26 de febrero de 2013

GESTOS INCONSCIENTES EN LA ESCRITURA


 "La escritura se compone de menudos gestos inconscientes, por lo que posee calidad reveladora. En el texto puede mentirse, o bien el que escribe, aunque no trate de engañar a su corresponsal, puede engañarse a sí mismo, haciendo gala de sentimientos que cree poseer, en tanto que en la morfología de la escritura hay la sinceridad ineludible de la inconsciencia, por la misma razón que el timbre de voz, la móvil expresión de la fisonomía, el gesto y el ademán revelan los pensamientos y los sentimientos de modo más certero que la palabra.

En la letra cabe la simulación; pero ¿de qué calidad puede ser esta simulación? De una calidad harto pobre y precaria. Lo que no es natural no se puede sostener mucho tiempo. La pose o amaneramiento, la hinchazón, lo ficticio, se revelan en tal caso en la escritura, como para un frío observador se revelan en el lenguaje y en las maneras de quien pretende aparentar mayor distinción de la que posee.

De modo general, la letra espontánea es dextrógira, porque esta es la natural tendencia de los alfabetos occidentales".

Matilde Ras, Historia de la escritura y Grafología, Editorial Maxtor, Valladolid, 2005

ESCRITURA Y SUBCONSCIENTE


El que escribe pone su atención en el significado y no en la letra, en lo que escribe y no en cómo lo escribe. La escritura artificial es más consciente, porque siempre tiene algo del proceso de aprendizaje; esto se ve muy claramente en la imitación de los caracteres de imprenta. Y, sin embargo, aun en medio de ese atento artificio, cien menudos rasgos gráficos inconscientes traicionan la íntima personalidad de quien los traza.

            El doctor P. Ménard demuestra de qué modo la Grafología permite conocer las tendencias y una parte de la personalidad íntima, basándose en la interpretación del gesto y estudiando, sobre todo, los movimientos automáticos. La vitola, el mobiliario, la fisonomía, todo corrobora, en tanto que es manifestación de la vida inconsciente, las afirmaciones de la Grafología.

            Además, la Grafología -afirma el doctor P. Ménard- puede constituir un buen método de disciplina mental, ya que al modificar la letra podemos rectificar nuestro carácter, puesto que corregimos nuestros gestos. Son, como este doctor, ya varios los grafólogos franceses que han recordado el consejo de Pascal, de tomar agua bendita para suscitar la creencia religiosa, y la afirmación de Pedro Nicole al predicar en Port-Royal que la reforma de nuestra conducta exterior es un verdadero medio para conseguir la reforma interior del alma. Se trata, en suma, de una especie de autodisciplina.

            ¿Cómo?, se objetará. Si un abúlico omite las barras de las tes, por el solo hecho de trazarlas ¿adquirirá fuerza de voluntad? Es indudable que si consigue trazarlas es que no carece totalmente de esta facultad, ya que mediante este artificio ha logrado encauzarla, y que del mismo modo que la encauza en la letra, podrá hacerlo, si se lo propone, en otros sectores de la vida.

Matilde Ras, Historia de la escritura y Grafología, Editorial Maxtor, Valladolid, 2005