El pasado 27 de abril, se celebró un Taller sobre Grafología y autoestima, en la Sociedad Española de Grafología, Madrid.
La primera parte estuvo a cargo del profesor don Juan Carlos Belda, que habló
sobre El autoconcepto y la autoestima en
la letra. En la segunda, el profesor don Eliseo Nuevo González explicó Cómo desarrollar la propia autoestima.
Don Juan Carlos Belda se centró en el
“yo”, en el sistema de creencias que cada individuo mantiene sobre sí mismo, y
analizó la firma como el reflejo más íntimo y seguro del sujeto, el camino más directo para conocer la
autovaloración personal. Siguiendo al profesor Xandró, afirmó que es en la
firma y en la rúbrica donde puede llegarse a la esencia en el estudio de la
evolución de la personalidad. Se refirió también a determinadas formas de
represión en la escritura, a los artificios y a la caligrafía sin personalizar,
que nos llevan a plantear la existencia de un sentimiento de inferioridad.
Posteriormente analizó la ambición en la firma y fue comentando distintos
tipos, con ascenso vertical, lo que refleja metas
ambiciosas y a veces búsqueda angustiosa de Dios, huida de la realidad, etc.; ascendente, con ambiciones elevadas y
fuertes deseos de mejorar; con ascenso
ligero, lo que refleja que la persona se ha marcado una meta alcanzable en
la vida; horizontal, que implica
madurez y conformismo con la situación alcanzada; ligeramente
descendente, lo que puede indicar cansancio o pesimismo pasajero; descendente, reflejo de un pesimismo
exagerado o de una posible depresión; y, por último, descendente en vertical, lo que denota autodestrucción y posible
tendencia al suicidio, aunque para llegar a esta conclusión habría que observar
un conjunto mayor de rasgos.
El profesor don Eliseo Nuevo González
comenzó hablando sobre la autoestima, definida como el conjunto de
pensamientos, sentimientos, experiencias y comportamientos de una persona que
le proporcionan una imagen favorable o desfavorable de sí misma. La autoestima -afirmó-
vendría a ser la convicción de que uno es valioso para sí mismo y para los
demás. “En torno a ella giran emociones, afectos, valores y conducta. La
autoestima implica independencia, responsabilidad y autonomía, pilares básicos
de una personalidad sana y equilibrada”, añadió.
Tras analizar el autoconcepto, el
profesor Nuevo González se centró en la autoestima y adolescencia, y señaló que
en esta etapa el cultivo de la autoestima es fundamental, dada la inestabilidad
emocional en que se mueve el joven aprendiz de adulto.
El profesor Nuevo González afirmó que
es preciso confiar en las propias posibilidades a través de la responsabilidad
personal: previendo las consecuencias de nuestros propios actos,
relacionándonos adecuadamente con los demás, valorándonos en la justa medida,
desarrollando una conciencia ética acorde con unos valores morales intachables,
seleccionando amigos de verdad, etc.
Por último, don Eliseo señaló que
no había que caer en la profecía autocumplida. Rosenthal y Jacobson formulan la
hipótesis de que los profesores tratan mejor a los estudiantes de los que
esperan un buen rendimiento escolar, de modo que estos mejoran su autoestima,
se sienten más motivados, crean expectativas de éxito y desarrollan
adecuadamente sus destrezas intelectuales y sus métodos de aprendizaje.
“Estamos en este mundo para ser felices y hacer felices a los que nos rodean y nos aprecian. Quizá no exista la felicidad absoluta, pero cada uno sabe en qué consiste la felicidad para él. ¿Por qué ser infelices pudiendo ser felices?”.
El Taller concluyó con la realización
de una serie de ejercicios prácticos y con un pequeño coloquio.
Begoña Mardones Gómez
Madrid, 13 de mayo de 2013