jueves, 2 de diciembre de 2010
“A pesar de los estudios realizados sobre el tema, hasta el año 1930 no se utilizó el término Grafoterapia. A comienzos de 1932, el doctor Ménard, discípulo del Doctor Janet, comenzó a practicar la técnica probada por su maestro y publicó en 1948 un libro titulado: La page d’écriture, méthode práctique de psycothérapie, graphique et graphologique. Ménard afirmaba que “la Grafoterapia puede constituir un buen método de disciplina mental, porque al modificar la letra podemos rectificar nuestro carácter. Sabemos que existe un principio de reversibilidad de los fenómenos y estados psicológicos, según el cual, imponiéndose el sujeto una conducta o hábito opuesto a determinado fenómeno psíquico, logra vencer las causas que motivan un defecto del carácter, un complejo psíquico o un estado enfermizo, patológico o humoral cualquiera”. Desde entonces, numerosos grafólogos han buscado el medio de utilizar la reversibilidad de la expresión gráfica para la rehabilitación de la escritura y el mejoramento del carácter” (Isabel Sánchez Bernuy, Grafoterapia y Grafoestima, Instituto de Orientación Psicológica EOS, Madrid, 2009).