Interesantísimo el artículo de Techu Arranz , “Canto de otoño”,
publicado en la revista Espacio humano de este mes de octubre de
2014:
La sabia naturaleza de muchos árboles concentra en otoño la
energía de su tronco y deja de nutrir las hojas. Estas van tornándose doradas y
van cayendo traviesas, jugando con el viento, sin oponer resistencia. Conviene
soltar y tirar cosas viejas. Después de poner orden en el nido es recomendable
soltar también requerimientos externos que no nutren ni dan calor. Para estar a
gusto contigo mismo te invitamos también a soltar y perdonarte/perdonar todo
aquello que te pase, ocupa y no genera Paz. Tal y como el árbol hace, deja de
alimentar viejos rencores y rencillas para que “esas hojas de otoño” también
puedan caer. Vuelve a tu centro, vuelve a tu tronco y verás cómo hay hojas que
caen por su propio peso.
La disminución del sol y el calor pueden despertar la tristeza.
La emoción de la tristeza es muy informativa: nos invita a parar para respirar
emociones antes de seguir adelante sin darles un espacio. Aprovecha este
momento para aceptar emociones que tienes dentro sin elaborar. Deja que te
cuenten qué necesitas realmente. Las emociones son el verdadero GPS de nuestra
vida, la brújula que nos indica el camino que tiene corazón.
Nuestra práctica fundamental de otoño se ha de centrar en
cultivar y recrear pensamientos elevados. Necesitamos equilibrio y solidez
emocional para aceptar con apertura y confianza los cambios emociones que
suscita el cambio de estación. De este modo, las tardes más oscuras cada día y
el frío te invitarán a disfrutar de tu propia calidez interna.
Sal de tu zona de confort. Cuando cambiamos hábitos, uno se
da cuenta de que realmente no necesita aferrarse tanto a lo conocido y que es
más fácil soltar. Libérate de aquello que te apalanque en la pasividad y la
desconexión. Haz cosas nuevas, innova formas diferentes de estar en el mundo,
de hacer tu trabajo, de sorprender a los que quieres…”.