¿Qué documento es el mejor para un estudio grafológico? Yo
diría que el más espontáneo y el que ofrezca mayor número de elementos
ponderables. Parece ser que la muestra manuscrita más interesante es la carta
íntima. Los apuntes, las anotaciones, etc., ofrecen naturalidad, espontaneidad,
pero carecen de esas fórmulas a que obliga la redacción de una carta. Lo mejor
para hacer un análisis grafológico es poseer documentos de varias épocas. En
adultos de unos diez años por lo menos atrás. En niños y jóvenes, grafismos
desde los catorce años hasta el momento del análisis. Cuanto más material se posea mejor será para
la ejecución del informe, pues nos ofrecerá más oportunidades de analizar a
nuestro personaje a través del tiempo.
Respecto al útil, la pluma se clava en el papel gira con
dificultad, y no se puede hacer con ella lo que se puede hacer con un
bolígrafo. Los rasgos de la pluma son más angulosos que los del bolígrafo, que
los suaviza.
El rotulador engrosa las líneas, en escrituras lentas lo emborrona
todo. En rápidas o precipitadas no fluye la tinta al ritmo requerido y quedan
líneas clarificadas.
Cuando una persona está alegre, contenta, satisfecha de sí,
eufórica, sus líneas suben a pesar del papel. O caen cuando uno está enfermo o
cansado, triste o deprimido, aunque tenga rayas donde apoyarse. Tal vez la
caída no sea tan notoria, pero no puede ocultarse en un papel rayado.
La tinta si se repite en todos los escritos puede utilizarse
como elemento reforzante.
El color violeta es un signo reforzante del misticismo y de
la espiritualidad.
El color verde refuerza las señales de originalidad o las de
extravagancia.
El color rojo, por su agresividad, es signo que refuerza los
desarreglos de la fantasía y acentúa la agresividad.
Mauricio Xandró
Grafología superior