miércoles, 22 de junio de 2011

Coloquio sobre la firma, en la Sociedad Española de Grafología






Coloquio sobre la firma, en la Sociedad Española de Grafología

Nuevos cauces de información para el análisis grafológico de la firma

“No se ha descubierto aún lo fascinante que es la Grafología. No hay test más completo y profundo”. Isabel Sánchez-Bernuy.


Texto e imágenes: BEGOÑA MARDONES GÓMEZ


El sábado 18 de junio de 2011 se celebró un Coloquio sobre la firma, en la Sociedad Española de Grafología. Intervinieron el profesor don Juan Carlos Belda y la profesora doña Isabel Sánchez Bernuy, que aportó nuevos cauces de información para el análisis grafológico de la firma.

Don Juan Carlos Belda abordó La firma y su significado. “Hablar del significado de la firma entra dentro de la apreciación particular que de ella hacen los diferentes grafólogos y quizá encontremos contradicciones, pues no se tienen presentes las diferentes variables que expresan su verdadero significado. El mosaico de definiciones que los maestros nos dan del constructo* de la firma es rico y variado, y en su conjunto nos aproxima a una verdadera percepción del buscado significado”, señaló.

*Constructo es, en psicología -aclaró el profesor Belda- cualquier entidad hipotética de difícil definición dentro de una teoría científica. Son constructos la inteligencia, la personalidad y la creatividad, dijo don Carlos Belda.


Diferentes planteamientos de los maestros

El profesor Belda expuso las definiciones que diversos especialistas en la materia han dado sobre la firma. Para Max Pulver, “la firma es una biografía abreviada”. Según Augusto Vels, “es una autoimagen que sirve de sello de identificación y afirmación del propio yo frente al entorno”. Para Matilde Ras “en la firma se ven las más secretas ambiciones de la persona”. El profesor Mauricio Xandró señala que “la firma es un cruce de caminos donde se dan la mano la evolución del sentimiento de inferioridad, la lucha por la autenticidad y las huellas del egocentrismo. En una palabra, se ve en ella el momento actual de la persona”.

La firma -siguió diciendo don Juan Carlos Belda- tiene, unida a su propia realización, un sello propio que se lleva a cabo de una forma natural (aprendemos a escribir, pero nadie nos enseña cómo firmar); está integrada por un conjunto de elementos que definen su composición y le dan una peculiar estructura, formada por un componente creativo, elegido libremente, una parte que busca la propia seguridad individual, y la combinación de gestos automatizados y habituales que le otorgan una consistencia estable.


Seguidamente don Carlos Belda se centró en la Simbología de la firma y pasó a explicar lo que representa el nombre (el entorno familiar, la infancia); el primer apellido (el plano social, el triunfo personal, el padre, el esposo, el clan familiar); y el segundo apellido (principalmente la madre y, en algunas naciones, el esposo).

De manera habitual -dijo el profesor Belda- se utilizan varios tipos de firma, que reflejan los diferentes roles en los que la persona se encuentra inmersa: la firma oficial, que es la que figura en el documento nacional de identidad, representa el yo social, profesional y público; la firma artística, que es la utilizada para firmar obras de arte, por ejemplo; la firma abreviada o visé, que representa nuestro “yo operante”; y la firma familiar, la más auténtica, que revela la intimidad de nuestro yo.

Evolución de la personalidad con su asociación a la firma

El profesor Belda indicó que “desde que comenzamos a firmar hasta los veinte años, aproximadamente, es fácil encontrar una firma envolvente. Hacia los veinticinco años, y a medida que va madurando la personalidad, comienza a abrirse una parte de la firma; hacia los treinta años tiende a disminuir a favor del nombre y los apellidos; y hacia los cuarenta, va disminuyendo la rúbrica”.

Cuando existe una evolución positiva, señaló el profesor Belda, la firma es legible, en ligero ascenso, las letras son algo mayores que las del texto, y no existen exageraciones de ningún tipo.

Don Juan Carlos Belda ilustró la teoría con numerosos ejemplos y comentó con los alumnos algunas firmas de personajes ilustres, como el Rey don Juan Carlos, doña María Moliner, o don Luis María Ansón.

Reflexiones sobre firmas y rúbricas

La segunda parte del Coloquio estuvo a cargo de doña Isabel Sánchez-Bernuy, prestigiosa grafóloga, que aportó nuevos enfoques para el análisis de la firma.

“Si bien es cierto que el estudio de la firma es un tema clásico, la Grafología tiene que volar más allá de los ítems tradicionales. Es necesario contrastar y profundizar más en un tema tan apasionante para obtener cada vez mejores resultados y seguridad en su correspondiente análisis”, señaló la profesora Sánchez Bernuy.


“En principio, el estudio de la firma, como el del grafismo en general, supone un reto o medición de fuerza entre lo escrito y el especialista grafólogo”, señaló doña Isabel Sánchez-Bernuy. “A veces, si la observación y los conocimientos no son profundos, el grafólogo pierde la batalla y, como consecuencia, la Grafología puede quedar también negativamente afectada. Pero, si se es capaz de descubrir toda la información que contiene una firma o un manuscrito, con preparación, paciencia y objetividad, entonces el resultado será plenamente satisfactorio”.

“El aprendizaje del grafólogo, como en cualquier otra disciplina, no tiene fecha de caducidad. Es imprescindible -afirmó- someterse a los postulados de la autocrítica positiva. La humildad, la erudición y la imparcialidad avalarán siempre el éxito”.

La profesora Isabel Sánchez-Bernuy ofreció a los asistentes al Coloquio nuevas aportaciones en este campo, como: el Viaje al inconsciente del autor, Niveles de entidad, Clases de solidez, Valores complementarios, etc., para acceder así, de forma sencilla y eficaz a la redacción de las conclusiones obtenidas en un sector tan importante, personal y trascendente como es la firma.

Para doña Isabel Sánchez Bernuy es necesario -señaló- compartir todos los descubrimientos que se vayan haciendo en el campo grafológico, ya que, de no ser así, la Grafología tardará mucho más en colocarse en el lugar que le corresponde.

Doña Isabel expuso a los asistentes unos puntos de reflexión sobre esta materia:

- Análisis del material y de la composición: en ocasiones el grafólogo se encuentra con que el material que le facilitan es incompleto, o con que la firma está en condiciones inadecuadas (resguardos del banco, poco espacio para firmar en un terreno muy limitado…). La composición a veces es deficiente: aparece un garabato o un visé, el estado anímico del firmante es coyuntural…

- Observación (analítica y sintética). Es necesario poner a trabajar el cerebro, anotar todo que lo emita. Ahí volcamos todos los conocimientos que hemos ido adquiriendo. La experiencia es un factor muy importante.

- Viaje al inconsciente del autor. Conviene hacer una fotocopia ampliada y después llevar a cabo el mismo recorrido que el autor. Interesa ir a su inconsciente y ver cómo deriva su trayectoria. En este punto pueden descubrirse muchos elementos, como la astucia, la necesidad de ocultar el verdadero yo… Se hallan así defectos, huecos sin resolver. Todas las parcelas que están sin solucionar van a incidir en el comportamiento de la persona. Es un pulso entre el autor de la firma y el grafólogo.

- Información consciente. Aquí debemos analizar cómo es la firma: ascendente, descendente, grande, pequeña…

- Grado de legibilidad. Analizaremos si la firma es intencionadamente ilegible, si es legible, o mixta, qué sucede con la parte que se ha hecho ilegible…

- La entidad. Es la faceta que representa todo aquello que se aleja de la norma. Puede tener un nivel alto, medio o bajo. La entidad es un conjunto de factores, dentro de la firma, que se alejan de la norma. Cuando una firma tenga entidad de nivel alto, esos factores representan huecos sin resolver. Lo importante es que la entidad no llame la atención, señaló doña Isabel Sánchez-Bernuy. Si no tiene entidad, no existe endiosamiento, y ahí está la madurez. Cuando tiene una entidad significativa, algo puede estar pasando.

- Solidez. Ayuda mucho en la resolución de las firmas. Si el individuo la realiza con decisión, con desparpajo, está arraigada, hay solidez. Se puede ver enseguida si la firma está adiestrada o no. En la solidez se halla el grado de madurez de la persona. Esa firma causa muy buena impresión. La entidad y la solidez son aspectos importantísimos.


- Valoraciones complementarias. Podemos observar los gestos típicos, individuales, si rubrica antes de firmar, si aparece un punto al final…Todo esto nos da información muy valiosa a la hora de hacer el informe.

- Conclusiones. Debemos barajar todos los elementos encontrados, ensamblar y descubrir el mensaje que hay entre unos factores y otros.

- Informe. El informe debe ser claro; concreto (que se atenga a la realidad); completo (hasta donde podamos llegar); correcto (sobre todo a la hora de expresar los aspectos negativos); y, por último, confidencial. El objetivo del informe es que sea útil. Ha de servirle a la persona analizada para trabajar en su propio crecimiento.

A continuación, doña Isabel Sánchez-Bernuy analizó con los alumnos asistentes al Coloquio dos firmas muy interesantes, en las que aplicó todos los elementos enumerados anteriormente. Destacó lo importante que era matizar en cada rasgo. “Dentro de cada apartado -dijo- hay un abanico de matices que tenemos que relacionar”.

Por último, el profesor Juan Carlos Belda repartió los diplomas a los alumnos asistentes, y la profesora Sánchez Bernuy firmó ejemplares de su obra.